Vinificación: Las distintas variedades de uva, que maduran en momentos diferentes, se vendimian por separado, se despalillan y se prensan. Luego se fermentan sobre sus hollejos durante quince a veinte días, con temperaturas máximas de 28∘C.
Crianza: Tras la fermentación maloláctica, el vino se cría durante 8 o 10 meses sobre sus lías en tanques de acero inoxidable y luego en barricas de roble para lograr mayor elegancia, pero sin sacrificar la fruta y la frescura. Recibe al menos seis meses de crianza en botella.